La sexualidad ante sus aspectos
psicológicos y sociales
La información sexual.
Una conveniente EDUCACIÓN SEXUAL
es condición indispensable para llevar a cabo una vida serena y armoniosa. Tal
educación no debe confundirse, como es evidente, con cualquier información
sexual más o menos burda, malintencionada, o dirigida a fines lucrativos de
especulación comercial. Este es el caso de la marea de pornografía que nos está
inundando en nuestros días.
La PORNOGRAFÍA no tiene nada que
ver con la exposición de las realidades del sexo en obras científicas,
artísticas y literarias. Estas pretenden fines, no solo lícitos, sino
recomendables desde el punto de vista social. Por el contrario, la información
pornográfica contenida en determinados libros, filmes, canciones, grabados,
etc., emplea el sexo y aun la excitación sexual, ni más ni menos que como una
mercancía más. Lejos de liberar a los hombres de la “tabús”, aumenta aún más
las dificultades psico-emotivas, sobre todo en los sujetos más sugestionables y
es, por lo mismo, altamente antieducativa.
La circulación de escritos e
imágenes pornográficas suele estar prohibida, con mayor o menor eficacia, por
las leyes. Pero quizá la mejor defensa contra esta terrible plaga social no
esté tanto en los métodos represivos, cuanto en una actuación preventiva que
lleve a los jóvenes a sentirse conscientes de que son tratados como un objeto o
una víctima de MANEJOS LUCRATIVOS.
El papel de los dos sexos.
Así como, en el aspecto
biológico, el hombre y la mujer se hallan en una relación de complementariedad,
en el sentido de que el uno complementa al otro, así también, desde el punto de
vista psicologico-social, las personas de diverso sexo se hallan en una
relación de interdependencia emotiva. No cabe duda de que hoy, debido a las
profundas y complejas transformaciones de costumbres, los papeles del hombre y
de la mujer aparecen profundamente cambiados en relación a un pasado no lejano.
La situación de subordinación de “ella”, tanto de la familia como en la vida
extra-doméstica, está cediendo paso rápidamente a una situación de “igualdad”.
Esto no obstante -lo recalcan los psicólogos-, el hombre y la mujer siguen, aún
hoy, complementándose mutuamente en el plano emotivo.
Para que esta compleja relación
-tan importante para el equilibrio personal- pueda florecer, es necesario que
exista un verdadero amor. En otras palabras, la unión entre dos no debe
consistir en una búsqueda obsesiva y egoísta del propio disfrute personal, sino
que debe tender a una integración PLENA de ambos, incluso en el plano de la
entrega recíproca, de la estima y de la comprensión.
Según algunos investigadores del
comportamiento humano los dos sexos “sienten” el amor de diversa manera, debido
también a su diversa conformación anatómico-biológica. El hombre siente con
particular intensidad el impulso sensual. La mujer por su parte, siente, sí, el
placer físico del amor, pero lo suele asociar más íntimamente al deseo de una
familia y de un compañero afectuoso.
La actividad sexual fuera del
matrimonio.
La actividad sexual puede
ejercitarse, ya sea en el matrimonio, ya fuera de la vida matrimonial.
Mencionaremos: la experiencia
solitaria, el trato con prostitutas y -entre las relaciones sexuales no
mercenarias-, las relaciones prematrimoniales.
1.- La experiencia solitaria. La
masturbación consiste en la manipulación de los órganos genitales hasta conseguir
el orgasmo. Evidentemente, dicha actividad, para el sujeto que lo ejercita,
tiene el único fin de procurarle sensaciones agradables, sin pretender
establecer una relación físico-afectiva con otra persona. La frecuencia de este
comportamiento es muy elevada, especialmente entre los muchachos en periodo de
pubertad. Por las razones que ya se han mencionado, hará bien en abstenerse de
ellas, todo muchacho inteligente y capaz de controlarse a sí mismo.
2.- Trato con prostitutas. Es
bien sabido que la prostitucion constituye una verdadera y autentica plaga
social. Sus causas son muy diversas: degradación del ambiente (mala educación
familiar, ejercicio de la prostitucion por parte de los padres, etc.),
desequilibrio economico-social, muy típico especialmente al margen de la vida
comunitaria de las grandes metrópolis contemporáneas.
La prostituta se ofrece, por
dinero, a cualquier cliente. Despoja hasta tal punto al acto sexual de todo
componente afectivo, que se convierte en un mero objeto de placer.
Se trata, pues de una relación
DEGRADANTE, que daña, no sólo a la mujer, sino también al hombre, ya que estas
relaciones constituyen la ocasión más frecuente de contagio de infecciones
sexuales.
3.- Relaciones sexuales
prematrimoniales. Las relaciones prematrimoniales con personas que no sean
prostitutas, constituyen un complejo problema. Por una parte, los jóvenes
actuales inician noviazgos, a veces, muy precoces. Por otra, está la vida
estudiantil, cada vez más complicada y prolongada, que retrasa notablemente la
fecha del matrimonio.
Las relaciones prematrimoniales
pueden ser completas o incompletas. Son completas las que realizan el acto
sexual en su totalidad. Incompletas, las que, sin llegar a realizar dicho acto,
se verifican con el fin de procurarse placer sensual.
Sea completa o incompleta, toda
relación sexual en la cual, tanto el hombre como la mujer se usen como un
objeto de placer egoístico, privan a la sexualidad de su sentido más profundo y
responsable. Aun cuando no sea éste el panorama (y existan verdaderos y
auténticos lazos afectivos), aún entonces se interponen otras valoraciones
insoslayable y serias responsabilidades de carácter moral, psicológico y
social.